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Es necesario replantearse el seguimiento de las flotas de pesca artesanal

Todo el mundo coincide en que los recursos marinos son finitos y que la pesca debe adoptar prácticas sostenibles si quiere garantizar su viabilidad a largo plazo.

Se estima que la pesca a pequeña escala (PPE) representa más de la mitad de las capturas mundiales y el 95 % de los pescadores del mundo. Por ello, cada vez hay más presiones para que se incluya esta modalidad en la ordenación de la actividad pesquera en general, para poder saber en realidad qué volúmenes se capturan, de qué especies y en qué lugares.

A esto, se suma la intención de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) de colaborar con las autoridades reguladoras para poner fin a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) de aquí a 2030. La pesca a pequeña escala representa el grueso de las capturas no reguladas.

Sin embargo, por motivos diversos, el planteamiento regulatorio que se utiliza actualmente en la pesca industrial a gran escala no funcionaría con la pesca a pequeña escala.

Impedimentos económicos

El monitoreo de la pesca industrial ha sido posible porque se ha financiado, al menos en parte, a través de las multas aplicadas a los infractores y también a través de la venta de permisos y licencias. En contraste, muy pocos pescadores tradicionales pueden permitirse la misma tecnología de seguimiento o dichos permisos. Por lo tanto, el modelo económico empleado para la pesca a pequeña escala debe ser diferente y la tecnología debe ser asequible.

Escala: Pescadores y datos

pesca traditionale

Análogamente, sería imposible identificar a todos los buques que faenan a pequeña escala para imponerles prácticas de ordenación pesquera. No hay recursos suficientes para hacer extensivas estas prácticas a 50 millones de personas.

Por otro lado, el estado del pabellón tendrá que pasar de vigilar unos pocos miles de buques a decenas o cientos de miles, con sus respectivos identificadores, licencias, horarios y zonas de pesca, informes de capturas, etc. Esto generaría tal volumen de datos que desbordaría los sistemas actuales. Adaptarse a la pesca a pequeña escala significa no solo añadir más buques, sino también rediseñar el software de vigilancia para preparar todos esos datos y presentarlos de manera que se puedan procesar.

Pesca tradicional

Además, el trabajo de los pescadores que faenan a pequeña escala cambia mucho de un día a otro. Pescan las especies que encuentran ese día y utilizan artes de pesca tradicionales de diferentes tipos. Muchas veces pescan en grupo. Muchos, en temporada baja, alternan la pesca con otras actividades, como la agricultura o la ganadería. No tienen necesariamente un barco muy caro, ni equipo o inversiones que tengan que amortizar, así que conciben la actividad pesquera como algo muy diferente. Si nos limitamos a extrapolar el modelo industrial, regulando cosas como el tamaño de malla de la red o cuotas basadas en una lista de especies específicas, está claro que no funcionará.

Así pues, se hace necesario un enfoque totalmente distinto.

Lógicamente, una mejor vigilancia de la pesca a pequeña escala conlleva unos claros beneficios, pero debe hacerse desde la colaboración. Los pescadores tradicionales deben participar en el desarrollo de estos sistemas y hay que contar con su opinión desde el principio. Esto no solo garantizaría que se atendieran mejor sus necesidades, sino que también les permitiría a ellos mismos ver los beneficios. Esto sería un incentivo para adoptar nuevas prácticas y fomentaría una mayor implicación de las partes interesadas.

Un modelo económico diferente

Bangladesh fishersTenemos que hallar nuevas formas de financiar la vigilancia de la pesca a pequeña escala. Los recientes avances tecnológicos han permitido construir transmisores más asequibles y mejor adaptados a las necesidades de este tipo de pesca. ¿Pero quién asumirá el gasto? En algunos casos, puede interceder una ONG o algún organismo de desarrollo internacional. Esto es una buena noticia para los pescadores, pero lanza interrogantes a largo plazo: ¿cómo funcionarán las cosas cuando el proyecto esté terminado y el organismo de turno (y su financiación) desaparezcan? En otros casos, han tomado partido las asociaciones de pescadores, sufragando el coste de la tecnología de vigilancia para sus miembros. En otro caso, esta vez en Perú, el sindicato de pescadores tiene previsto crear una etiqueta de calidad para sus capturas. La venta directa a los consumidores permitiría mayores márgenes con los que sufragar los sistemas de vigilancia.

¿Cómo se gestiona el cambio de escala?

Desde el punto de vista de la infraestructura informática, en la última década se han producido importantes avances en materia de análisis de grandes volúmenes de datos (big data). Gracias a ello, podemos abordar la cantidad ingente de datos que genera la vigilancia de la pesca a pequeña escala, datos que se tienen que procesar, almacenar y analizar para obtener los indicadores pertinentes.

Asimismo, los problemas que conlleva el cambio de escala pueden abordarse adoptando una lógica más local que nacional. La implicación de las comunidades (gobiernos locales, organismos, asociaciones de pescadores) es un factor clave. Por ejemplo, en varios países con un gran número de barcos de pesca a pequeña escala, como es el caso de Vietnam o Indonesia, han decidido dejar en manos de las autoridades locales el registro de estas embarcaciones.

Tener en cuenta los beneficios

pesca artesanalEste enfoque debería garantizar el apoyo de los pescadores. Por poner sólo un ejemplo, la mayoría de las comunidades de pequeños pescadores han sufrido pérdidas humanas, por lo que cualquier tecnología que mejore su seguridad suele ser bien recibida, sobre todo porque muchos tienen que adentrarse en el mar, fuera de la cobertura de las redes de telefonía móvil.

Las consideraciones mercantiles ganan también peso como argumento para adoptar tecnologías de vigilancia pesquera.  Los consumidores quieren saber más cosas sobre la cadena de suministro, la trazabilidad y la sostenibilidad de los alimentos que consumen.  Incluso un hotel puede exigirle al pequeño pescador que le abastece que indique la ubicación y demás detalles de su captura o, lo que es más importante, que demuestre que es sostenible. Contar con el beneplácito de los pescadores locales expandirá las posibilidades de colaboración.

El proyecto europeo STARFISH 4.0 es un ejemplo de este planteamiento práctico.  En el marco del proyecto se prueban nuevas tecnologías de VMS para pescadores que faenan a pequeña escala con el objetivo de perfeccionarlas tomando en cuenta comentarios y retroalimentación de los pescadores. Europa apostó por este proyecto precisamente porque es participativo y fomenta entre los pescadores tradicionales una cultura de respeto de la reglamentación antes de regular. Las comunidades pesqueras, CLS, los socios locales y las asociaciones de pescadores trabajarán juntos para desarrollar un sistema que aporte valor a los pescadores.  Esto asegura el compromiso, construyendo relaciones positivas y productivas mucho antes de que entre en vigor cualquier normativa.

Los gobiernos, autoridades reguladoras y ONG de muchos países están tratando de encontrar la forma de vigilar la pesca a pequeña escala con eficacia.  Puesto que las embarcaciones que faenan de esta manera son muy diversas y numerosas, los criterios aplicados a la pesca industrial a gran escala no son extrapolables.  Además de la tecnología, hace falta un planteamiento colaborativo entre los pequeños pescadores y las autoridades reguladoras para lograr una gestión sostenible de la actividad.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la revista INFOFISH International, número 3/2020 (mayo/junio 2020). Sitio web: www.infofish.org

Michel Dejean FisheriesMichel Dejean, director de CLS Fisheries

Michel se incorporó a CLS en 1997. A lo largo de su carrera, ha trabajado en casi todos los aspectos de las soluciones de ordenación pesquera, tanto con las administraciones públicas como con ONG y pescadores de distintas partes del mundo.  Entre 2012 y 2018 llevó el mando de la delegación de CLS en Indonesia y fue nombrado director de la división de pesca (CLS Fisheries) del Grupo CLS en 2018. En los últimos 22 años, el principal cambio que ha observado ha sido un cambio de actitud, tanto del sector pesquero como de los organismos reguladores, que han pasado de una oposición frontal a una paulatina convergencia a medida que los pescadores y los reguladores han ido entendiendo que la sostenibilidad tiene que ser el objetivo final último de todos, un cambio que recibe con satisfacción.